sábado. 18.10.2025

 

La Vega de Río Palmas vuelve a convertirse estos días en el corazón espiritual de Fuerteventura. Cientos de peregrinos, venidos de todos los rincones de la isla, caminan por senderos y veredas para encontrarse con la patrona insular, la Virgen de La Peña.

La festividad, la más arraigada del calendario majorero, está marcada este año por la suspensión de la tradicional romería debido a las altas temperaturas que han azotado al Archipiélago.

El viernes se celebró la ofrenda floral, que reunió a fieles, colectivos vecinales y representantes institucionales, pero sin la procesión popular que habitualmente acompaña a la imagen. Aun así, el fervor no decayó.

Este sábado se celebró el acto religioso principal en Honor a Nuestra Señora de La Peña.

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Solemne eucaristía

La imagen de la Virgen de La Peña se trasladó hasta la plaza de Nuestra Señora de La Peña, en la Vega de Río Palmas, para la celebración del acto religioso principal de la programación.

Vecinos, vecinas y personas llegadas de todos los rincones de Fuerteventura asistieron a la solemne eucaristía, presidida por el Obispo de la Diócesis de Canarias, José Mazuelos, y concelebrada por párrocos de todos los municipios de Fuerteventura. Tras la eucaristía, la Virgen de La Peña regresó al santuario, acompañada por los presentes.

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En procesión va la Virgen

Estuvieron presentes la presidenta del Cabildo de Fuerteventura, Lola García, el alcalde de Betancuria, Enrique Cerdeña, el consejero de Cultura, Rayco León, así como la consejera de Turismo del Gobierno de Canarias, Jessica de León, y la directora insular de la Administración del Estado, María Jesús de la Cruz, junto a alcaldes y alcaldesas, representantes insulares y municipales, estatales, parlamentarios y autoridades eclesiásticas y militares.

A continuación, comenzó la cuarta edición de la degustación del puchero tradicional, con la actuación musical del grupo Tababaire.

 

Una tradición con siglos de historia

La devoción a la Virgen de La Peña hunde sus raíces en los primeros tiempos de la conquista. Según la tradición, fue en la primera mitad del siglo XV cuando se halló la talla mariana, atribuida a escultores normandos, en la zona de Malpaso, no lejos de la actual ermita. La pequeña imagen, de estilo gótico y talla en marfil, fue pronto considerada milagrosa y se convirtió en símbolo protector de los habitantes de Fuerteventura, una isla árida y castigada por sequías.

La construcción de la ermita de Nuestra Señora de la Peña, en la Vega de Río Palmas, consolidó un lugar de peregrinación que con el paso de los siglos se transformó en la gran cita religiosa y popular de la isla. “Es la fiesta que nos une a todos los majoreros”, coinciden los peregrinos.

 

 

Virgen de la Peña,
Reina y Soberana,
dadme vuestro auxilio,
no se pierda mi alma.


Quisiera, Señora,
que el mundo supiera
fuiste aparecida
dentro de una peña,
para que de todos
fueras alabada.


Cuando considero
vuestra aparición,
mi alma se rebosa
de gozo interior.


Recibe mi amor,
Reina y Soberana.
Virgen de la Peña,
reliquia divina,
es vuestra hechura
de piedra tan fina,
que el alma que os mira
se queda elevada.


Ningún lapidario
pudo definir
si eres de alabastro
o eres de marfil.
Yo puedo decir
que eres mi abogada.

¡Feliz día de La Peña!
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