“¿Qué sentido tiene cuando creo que ya me queda poco?”. La frase, dicha por una de las participantes del proyecto `Sexualidad y cáncer, una conversación necesaria´, resume con crudeza uno de los grandes silencios que rodean la enfermedad oncológica: el apagón sexual que muchas personas experimentan tras el diagnóstico.
Un tema sobre el que ha profundizado el Cabildo de Fuerteventura a través del Punto de Información Sexual de la Consejería de Acción Social que ha desarrollado un estudio en colaboración con la Asociación Española contra el Cáncer en la Isla.
Katy Batista, al frente, recalca en una entrevista en el programa La Voz de Fuerteventura, en Radio Insular, que la sexualidad forma parte del ser humano desde que nacemos hasta que morimos. A pesar de ello, “es un tema que no desaparece con el cáncer, pero sí se invisibiliza”, subraya.
Y es que, tal y como reconoció en la entrevista, hablar de sexualidad aún cuesta. “Pese a que hemos avanzado, sigue siendo un tabú. Tenemos que seguir trabajando en la deconstrucción, eliminar los mitos y creencias erróneas en torno a la sexualidad”, señala la experta.

El estudio, basado en sesiones grupales y entrevistas individuales, constató que el cáncer no solo afecta físicamente. Impacta, también, de lleno en la autoestima, la imagen corporal y el deseo sexual. “La libido baja, no hay ganas. En el caso de las mujeres con cáncer de mama, por ejemplo, la imagen corporal se deteriora y hay que aprender a conocerse y tocarse de nuevo. Saber que esto me pertenece”, relata Batista.
Uno de los testimonios que más la marcó fue el de una participante que dijo: “Yo intento ver que todo está bien siempre, después ya yo lloraré”.
La frase refleja el esfuerzo emocional que muchas personas hacen por aparentar normalidad mientras lidian con el shock del diagnóstico, los cambios físicos y el silencio que envuelve su sexualidad.
Sexualidad más allá de la penetración
Uno de los aprendizajes clave del proyecto ha sido reformular qué se entiende por sexualidad. “No solo se trata de penetración y orgasmos”, afirma Batista. “Todo nuestro cuerpo es fuente de placer. Podemos disfrutar de muchas maneras. La sexualidad está en la piel y en la cabeza”.
Las sesiones grupales ayudaron a abordar cuestiones como ésta, dando un enfoque terapéutico y educativo.
De esta manera, desveló la sexóloga, se creó un espacio seguro donde compartir experiencias y dudas, incluso después de finalizado el programa. “Montamos un grupo de WhatsApp para seguir conversando. Ya quedamos para tomar un café. Es un espacio que continúa, informal pero necesario”.
La dimensión relacional también es parte del estudio. “Muchas veces las parejas no saben cómo acompañar. No es solo el cambio personal, es también el de la convivencia. La comunicación es esencial”, subraya la sexóloga.
El proyecto se enmarca dentro de un enfoque más amplio del Cabildo sobre la educación sexual a lo largo de toda la vida. “Trabajamos desde infantil hasta la última edad. Y sí, cuando llegamos al instituto, muchas veces ya es tarde”, advierte Batista.

Para ella, la clave está en comenzar cuanto antes y sin miedo. “Me gustaría hacer un llamamiento cariñosito a las familias. Hablar de sexualidad no es que sea importante, es que es básico. No se trata de hablar de relaciones sexuales con penetración en primaria, sino de conocer el cuerpo, poner límites, aprender a decir no. Eso también es educación sexual”.
Además de este estudio, el Cabildo impulsa otros proyectos, como el que lleva a cabo en Aulas Enclave con alumnado con diversidad funcional, otro grupo históricamente invisibilizado. También destaca una iniciativa conjunta con el SIPA y el DJ Abián Reyes para trabajar en los institutos sobre sexualidad, consumo y ocio saludable. “Queremos que la juventud entienda que se puede salir, disfrutar, sin poner en riesgo su salud sexual”, apunta.