lunes. 20.10.2025

Red Feminista de Fuerteventura: "Las mujeres seguimos siendo atacadas cada vez que decidimos sobre nuestros cuerpos"

La Red Feminista de Fuerteventura remite a los medios el comunicado `Nuestros cuerpos, nuestras decisiones´. Es la respuesta al ataque sufrido en las redes sociales de La Voz de Fuerteventura por Nicol Rocha, de la Federación de Asociaciones de Mujeres de Canarias, después de que interviniera en una entrevista en la que dio cuenta del taller `Desromantizando la maternidad´. Ataques machistas que evidencian, por un lado, la necesidad de seguir hablando de estos temas; y, por otro, que es importante leer los artículos o ver las entrevistas, antes de formular opiniones. Un titular no es una noticia. Les invitamos a que vayan más allá del titular y a leer la noticia completa que motivó los comentarios. 

Nicol Rocha
Nicol Rocha

COMUNICADO DE LA RED FEMINISTA DE FUERTEVENTURA

 

No hace falta hablar de aborto o de feminismo para despertar el odio: basta con
decir que tenemos derecho a decidir qué hacer con nuestros cuerpos, nuestras
maternidades y nuestras vidas.


Estos días, una compañera de nuestra red ha sido blanco de una oleada de
comentarios machistas en redes sociales tras participar en el programa “Las
Mañanas de Pía”, en Radio Insular.


El espacio fue un lugar seguro y respetuoso donde pudo expresarse con libertad y
claridad sobre el taller “Desromantizando la Maternidad”, en el que se abordó la
presión social que muchas mujeres sienten respecto a la lactancia.


Sin embargo, después de que la entrevista se difundiera en redes, comenzaron los
ataques, con burlas y desprecio hacia su reflexión, necesaria, lúcida y
profundamente humana.


Eso también es violencia machista.


Una violencia simbólica y digital que busca callarnos, deslegitimar nuestras voces y
recordarnos que hay temas que “no debemos tocar”.


Y cómo no, aparecieron los expertos en todo y en nada, esos que confunden libertad
de expresión con licencia para agredir.


Los que opinan sobre nuestros cuerpos con una seguridad inversamente
proporcional a su conocimiento, y que se sienten amenazados cada vez que una
mujer dice algo que no pueden controlar.


Lo suyo no es debate: es miedo. Y su miedo no nos intimida, solo confirma que
seguimos poniendo el dedo en la llaga correcta.


Desde la Red Feminista de Fuerteventura denunciamos públicamente este tipo de
violencia y afirmamos con contundencia que sobre nuestros cuerpos decidimos
nosotras.


Nosotras, y no la clase política, ni las religiones, ni los hombres que siguen creyendo
que nuestra libertad es terreno de discusión.

Y fíjense si hay quienes aún creen tener derecho a decidir sobre nuestros cuerpos,
que ahora la clase política debate el blindaje del derecho al aborto en la
Constitución.


Una medida que llega con décadas de retraso y con más cálculo que convicción.
Blindarlo parece necesario, sí, pero solo porque sigue habiendo demasiada gente
dispuesta a arrebatárnoslo.


Y en lugar de reconocerlo como un derecho fundamental, se propone incluirlo entre
los llamados principios rectores, esos que suenan bien en los discursos pero que
rara vez se cumplen.


Ahí está el ejemplo del derecho a una vivienda digna: lleva casi medio siglo escrito
en la Constitución y sigue siendo, para la mayoría, una promesa vacía.


Si el aborto se blinda del mismo modo, no será un derecho garantizado, sino un
recordatorio de lo mucho que todavía cuesta que se reconozca nuestra autonomía.
Porque cuando los derechos de las mujeres se formulan como principios y no como
garantías, lo que realmente se está diciendo es que nuestra libertad sigue siendo
negociable.


Convertir el aborto en bandera o en herramienta electoral es otra forma de
violencia.


Ni el oportunismo de unos ni la moral selectiva de otros protegen nuestros
derechos: los usan.


Y mientras tanto, seguimos siendo nosotras —nuestros cuerpos, nuestras vidas,
nuestras decisiones— las que se ponen en juego en cada debate.
Blindar puede ser un gesto político, pero el verdadero blindaje es que dejen de
cuestionarnos.


No deberíamos vivir pendientes de la fecha de caducidad de nuestros derechos, sino
ejercerlos con la certeza de que nadie volverá a ponerlos en duda.


Los derechos no se agradecen: se ejercen, se garantizan y se respetan.


Porque todo esto de lo que hablamos —el control, la vigilancia y la disputa
constante sobre nuestros cuerpos— no es teoría: tiene consecuencias reales.
Lo vemos cuando una mujer se atreve a hablar y el machismo reacciona con
violencia.

Ahí está el ejemplo de nuestra compañera Nicol, atacada por expresar en público
una verdad incómoda: que las mujeres seguimos cargando con expectativas, juicios
y culpas que no nos pertenecen.


Cuando intentan silenciar a una, intentan silenciarnos a todas.


Y nuestra respuesta no será callar ni justificarnos, sino organizarnos, apoyarnos y
seguir hablando, con más claridad y más fuerza.


A Nicol, nuestro apoyo, cariño, reconocimiento y admiración por atreverse a
cuestionar los mandatos que pesan sobre las mujeres y por hacerlo con la serenidad
y la fuerza de quien sabe que su voz también abre camino a otras.


No hay blindaje más firme que una voz que se niega a callar.
Y en esa voz —la de Nicol, la de tantas— seguimos encontrando la fuerza para
recordarle al mundo que nuestros cuerpos no se debaten: se respetan.

Red Feminista de Fuerteventura: "Las mujeres seguimos siendo atacadas cada vez que...
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