El conservador de patrimonio Loren Castañeyra, el presidente de ACANTUR, Pedro Carreño, y la activista Maika del Valle son algunos de los vecinos de Fuerteventura que integran la recién creada plataforma ciudadana Salvar la Cornisa.
Este viernes, en la plaza de las Escuevas, en Puerto del Rosario ha tenido lugar la presentación de este colectivo que busca "preservar estas icónicas edificaciones" del casco antiguo de la capital majorera, que datan de finales del siglo XIX y que, tras quedar excluidas del catálogo municipal aprobado de forma inicial, están ahora amenazas por la demolición. "Si la cornisa de Puerto desapareciera, con ello se perderá la memoria de lo que fue nuestro pasado", advierten.
Óscar Hernández, presidente de Salud y Sonrisas y activista ambiental fue el encargado de dar lectura al manifiesto para dar cuenta de la relevancia de la agrupación de casas que corona la cornisa como " el núcleo más representativo de lo que fue el antiguo Puerto Cabras”. Su desaparición, subrayó, supondría “perder definitivamente la memoria de lo que fue el viejo Puerto Cabras”.
“La pérdida de la memoria es uno de los daños más grandes que podemos sufrir los seres humanos”, recalcó, estableciendo un paralelismo entre el olvido colectivo y las enfermedades que afectan la memoria personal. “La memoria es la creadora de nuestra identidad. Sin memoria no es posible el aprendizaje de nada nuevo y menos aún podemos darle sentido a nuestro pasado”, dijo. “Y por ende, tampoco programar acertadamente nuestras actividades futuras”.
La plataforma lamenta que las autoridades estén permitiendo la destrucción del patrimonio bajo argumentos urbanísticos o económicos. “No queremos que vuelva a suceder lo mismo”, advirtió Hernández, recordando con pesar otros bienes patrimoniales ya perdidos en la isla. “A lo largo de los años, hemos presenciado cómo muchos elementos patrimoniales han sido destruidos, y también, cómo poco después hemos escuchado lamentos de aquellos que no hicieron nada para remediarlo”.
En el manifiesto, se hizo también hincapié en que no se trata de negar los derechos de los propietarios. “Faltaría más”, puntualizó, señalando que “las administraciones públicas competentes son las responsables de satisfacer de la manera más justa posible esos derechos”.
La cornisa, insistió, representa una imagen identitaria de Puerto del Rosario, especialmente para quienes llegan por mar. “Si la cornisa desapareciera, aquellos que vuelven a la isla […] su primer pensamiento sería que se han equivocado de puerto, que están en otra isla”, alertó Hernández. “Cuando sean conscientes de que no es otro lugar, sino que han eliminado la cornisa como si nunca hubiera existido, ese testigo único de lo que fue nuestro pasado, nos tendríamos que avergonzar y soportar que nos llamen bárbaros con razón”.
“Hay que conservar la cornisa como sea”, concluyó.
Desde la plataforma se hace un llamamiento público a las instituciones y a la sociedad civil para evitar lo que considera una “pérdida irreparable” de una cornisa que se edificó a finales del siglo XIX. No pararemos hasta que se salve, concluyó Hernández.