Preciado reflexiona en esta obra sobre los valores esenciales de la vida y la herencia emocional que dejamos a los nuestros. “Se habla de la bondad, del poder, del dinero, de la educación, de las relaciones amorosas, de los hijos con los padres, de cuál es la herencia más importante que podemos dejar en la vida, que generalmente, a pesar de las apariencias, no es el dinero ni mucho menos”, explicó en una entrevista en el programa La Voz de Fuerteventura, en Radio Insular.
El pan de mis hijos es una novela con tintes autobiográficos. “Hay mucho de mí, hay mucho de mí, es una autoficción clarísima”, admite con naturalidad entre risas.
La protagonista, una mujer de su edad, comparte con ella esa mirada lúcida y vitalista hacia la existencia. Y entre los personajes destaca Lennon, un perro gigante que se convierte en el guardián de los secretos familiares y que constituye una pieza fundamental en la trama.
Su paso por el periodismo, con más de cinco décadas de oficio, ha dejado una profunda huella en su manera de narrar. “Yo soy periodista y el periodismo me ha permitido cumplir casi todos mis sueños. He viajado, he conocido a gente interesantísima. He aprendido a escribir crónicas que son pequeñas piezas literarias”. Reconoce que esa experiencia ha sido clave para construir los diálogos de sus novelas. “La entrevista decía Borges que es un género muy literario. Me ha servido muchísimo a la hora de escribir diálogos acordarme de cómo hacía los diálogos de las entrevistas” y plasmarlas en el texto.
Preciado ha sabido unir ambas pasiones ,la escritura y el periodismo, en una trayectoria que ha sido reconocida con algunos de los galardones más prestigiosos de la literatura española. Finalista del Premio Planeta 1999, Premio Primavera de Novela 2007, Premio Fernando Lara 2014 y Premio Azorín 2021. Sin embargo, confiesa que los reconocimientos más valiosos son los que le han otorgado sus propios compañeros de profesión. “Tengo dos tipos de premios. Uno, los periodísticos, a los que no me he presentado a ninguno, que afortunadamente me lo han dado los compañeros. Ese es mi mayor orgullo, de verdad”, subraya con satisfacción.
Entre ellos figuran el Premio Francisco Cerecedo (1986), el Víctor de la Serna (1989), el Internacional de Periodismo Manuel Alcántara (2019) y el Maga de Magas a la mejor trayectoria (2025). “Lo más importante es pasar por la vida con este buen sabor, sentirte a gusto contigo misma. Eso es lo mejor del mundo. Siempre lo digo, lo de dejar a mis hijos una almohadita rellena de buenos recuerdos para que puedan dormir tranquilos y soñar con esos recuerdos”.
Escribir para conocerse y reconciliarse con la vida
Consciente del valor de los encuentros con el público, defiende la promoción como una prolongación del acto creativo y valora positivamente la celebración de encuentros literarios y ferias como la de Fuerteventura. “Hay muchos compañeros míos que se quejan de la promoción porque es cansada, pero es que es la segunda parte de la escritura. Primero le cuentas al lector lo que has querido hacer, pero luego el lector te dice lo que ha interpretado”.
Confiesa que escribir sigue siendo una forma de conocerse y de reconciliarse con la vida. Escribir le posibilita, dice, aclarar sus cosas y para entender las cosas que le pasan o lo que pasa a su alrededor. “Escribo para mí realmente, me ha ahorrado psiquiatras. Cuando escribo me quedo mucho más satisfecha frente al problema o al sueño que he planteado. Qué suerte tengo, qué trabajo más bonito, el trabajo más bonito del mundo”, concluye.
