A Roberto Cabrera... ese niño grande a quien su abuelo le decía que no iba a hacer "nada en la vida" y se inventó el mejor festival de payasos del mundo.
El Tran Tran más solidario y participativo
Artículo de opinión, por Pía Peñagarikano
“Miles de colores, bolsillos con flores, risas para el corazón…payasita Tran Tran”. Todavía resuenan en mi cabeza y en mi alma los acordes de la pegadiza canción que Saylen escribió, con gran acierto, para el Festival Internacional de Payasos de Gran Tarajal.
Ayer se daba clausura a la última edición, la más difícil -como sabes-, y, que, a pesar de todas las circunstancias, dijo adiós, arropada por el calor del aplauso de un público entregado a esta fiesta de narices rojas y niños grandes y pequeños.
Han sido semanas de incertidumbre en las que se ha cuestionado el futuro de este festival. Las noticias llegaban de todos los frentes señalando a una mala gestión del Ayuntamiento -que acumula una deuda con proveedores de unos 3 millones de euros a pesar de contar con el dinero para hacer frente-, una oposición que aprovecha las circunstancias para criticar con dureza la labor de la corporación -a la que ha pedido, incluso, su dimisión en bloque-, y una supuesta “mano negra” que cada vez se hace más presente en las conversaciones y corrillos de los vecinos y vecinas de Tuineje.
En este contexto, saltaban el viernes por la mañana todas las alarmas cuando un grupo de madres y padres mostraba su malestar y denunciaba, en los medios de comunicación, la suspensión del desfile con los niños y niñas del municipio que prende, cada años, la llama del festival.
Una cancelación que se notificaba a primera hora de la mañana y que se debió, según comunicaría horas después el Ayuntamiento en una nota de prensa, “por dificultades derivadas de la escasez de personal de la que adolece la Institución local, arrastrada de legislaturas anteriores, y por varias bajas médicas de personal municipal”.
Desde la corporación municipal, la alcaldesa, Candelaria Umpiérrez, explicaba que aunque la presencia de la Policía Local estaba garantizada, para el Plan de Seguridad no se pudo culminar la contratación de una ambulancia. Primando ante todo la seguridad, subrayó, los payasos y clowns visitaron los centros escolares y no faltaron a su encuentro con los pequeños.
Tiempos de silencio
En este tiempo de manifestaciones, críticas y reproches, a la orden del día en la esfera pública, ustedes, Roberto, han sabido mantener el silencio; se han alejado de los focos y han gestionado el malestar que en unos momentos u otros, ha afectado -sin duda- a alguno de los voluntarios que conforman el enorme grupo de amigos de Chanita, la gran familia del Tran Tran.
Ustedes, Roberto, han sabido guardar, como nadie, el secreto más importante: el Festival de Payasos seguirá vivo, ahora y más allá, haciendo latir la localidad.
Así se demostró este fin de semana en dos jornadas de alegría en las que Chanita pudo disfrutar del encuentro con los suyos.
Dos días en los que Gran Tarajal vibró y se llenó de alegría. Vecinos y vecinas en ventanas y balcones, establecimientos engalanados y un público que llenó las aceras para presenciar el gran desfile.
Acróbatas, payasos, equilibristas quisieron estar presentes; algunos, incluso, cuando se cumple un año sin cobrar la última actuación. También un gran número de personas que a lo largo de tres lustros se ha ido contagiando de la magia de este festival y que, estos días -más que nunca-, han querido sostenerlo.
Todos arrancaron la sonrisa de un pueblo que acudió en masa a dejar muy claro que el Tran Tran “no se toca”.
La programación se centró en la plaza que preside una rejuvenecida Chanita. Allí se desarrolló la mayor parte de las actuaciones en una jornada que no tuvo descanso a mediodía.
Aunque hay que destacar también el ambiente creado en torno a la playa, con la celebración de la tradicional guerra de tartas, la única batalla que debiera celebrarse en el mundo, como bien recuerdas cada año, Roberto Cabrera.
En el abarrotado recinto ferial, el escenario vibró con la implicación de las escuelas de danza Laura Cerdeña y una academia Datana que hizo gala de la potente energía que inyecta con sus actuaciones -de Fuerteventura a Estados Unidos- y que insufló gasolina, también, al Tran Tran.
Ya por la noche, con los restaurantes y bares de la zona a pleno rendimiento, el presentador con gran maestría ponía el punto final a una edición de purpurina.
Anunciaba las actuaciones galardonadas y, sobre todo, premiaba a la gran familia de voluntarios del Tran Tran que ha sabido hacer de éste el festival más solidario y participativo.
Viva la gente y gran vida al Festival de Payasos de Gran Tarajal que, durante el resto del año, sigue estando presente y repartiendo sonrisas en el Hospital General de Fuerteventura, gracias a Hospitrán. Y gracias a ti, gran Roberto Cabrera.
