Las XX Jornadas de Estudios de Lanzarote y Fuerteventura que se celebran estos días en el Palacio de Formación y Congresos de Fuerteventura han confirmado, una vez más, el papel esencial de esta cita bienal en la construcción de conocimiento sobre las islas orientales del Archipiélago. Desde su creación en 1984, las jornadas han generado casi un millar de estudios. “El año pasado teníamos 860 y, con los 48 presentados en esta edición, llegamos a 908”, subrayó Sayo Cerdeña, impulsora y antigua jefa de Patrimonio Cultural.
Sayo recordó que la iniciativa nació hace cuatro décadas de la necesidad de paliar la falta de bibliografía. “Nos veíamos con la imposibilidad de poder hacer trabajos académicos… empezamos a decir que aquello había que revertirlo”, explicó trasladando la inquietud de un grupo de jóvenes estudiantes en Tenerife, entre ellos la pregonera de La Peña e historiadora, Inma de Armas, que, finalizados los estudios, unieron fuerzas para, precisamente, revertir la situación.
Ahora, echa la mirada atrás, satisfecha, por el resultado de un trabajo desarrollado bajo tres patas fundamentales. Aquí destacó, el apoyo de los cabildos de Fuerteventura y Lanzarote, la implicación de los ponentes y la continuidad garantizada por las comisiones técnicas.
También quiso significar la presencia de jóvenes investigadores en esta edición, que aseguran el relevo de ediciones futuras, en un momento que para Cerdeña implica “una vuelta a los estudios de humanidades”.
En esta línea también se manifestó Carmina del Arco, catedrática de Prehistoria y profesora honoraria de la Universidad de La Laguna, celebró “la parte joven que se ha ido integrando en estas jornadas, es una inyección de ánimo”.
Desarrollo urbano, las Batallas o el fascinante yacimiento de Lobos.....protagonizan algunas comunicaciones
El joven graduado en Geografía y Ordenación del Territorio Eulogio Miguel de León encarna esa nueva savia. Recién salido de la facultad, ha presentado su investigación sobre el suelo y la problemática ambiental existente en torno a la urbanización del medio, centrado en el municipio de La Oliva. “La expansión urbana tiene su generación de impactos ambientales… somos islas, el territorio es limitado, tenemos que cuidarlo y protegerlo”, reivindicó.
Carmina del Arco, por su parte, aportó junto a su equipo los últimos resultados de excavaciones en Lobos, donde se ha documentado un enclave romano dedicado a la explotación de la púrpura; un enclave excepcional en el Mediterráneo.
"Es un yacimiento muy especial, porque es, por ahora, el primer yacimiento romano en tierra, bien cohesionado, y que de hecho es una factoría, un yacimiento de signo económico para la explotación de la púrpura marina”, explicó. Subrayó además que, a diferencia de otros talleres de púrpura conocidos, Lobos fue también un lugar habitado. “Lobos es, además, un asentamiento donde la gente vive, lo que lo hace distinto… quedan residuos de lo que consumen, de su vajilla doméstica, de la fauna terrestre y marina, pero también de su ideología, de las ofrendas a sus dioses”. Todo ello convierte a este enclave en un referente único para entender tanto la economía como la vida cotidiana de quienes trabajaron allí.
El arqueólogo Derque Castellano profundizó en las batallas de Cuchillete y Tamasite (1740) a través de la hemeroteca británica, donde localizó datos inéditos sobre corsarios, navíos y un botín de guerra compuesto por espadas forjadas en Solingen. Sus hallazgos aportan nuevos elementos a la memoria de Fuerteventura, aunque también chocan con la imagen transmitida en las fiestas populares, más próxima a la leyenda. “Creo que es importante ese rigor y que además enriquece la fiesta”, defendió, al tiempo que cuestionó el “complejo de inferioridad” que a veces lleva a disfrazar a los milicianos majoreros con ropajes ajenos a su realidad. Para Castellano, reivindicar la verdad histórica no resta atractivo, sino que fortalece la identidad y la memoria colectiva.
El valor de las jornadas, mucho amor más allá de lo académico
Más allá de los contenidos, las jornadas vuelven a poner sobre la mesa el debate sobre su reconocimiento académico. “El estar aquí… eso es valor cero. No puntúa, no tiene impacto ninguno”, lamentó Carmina, en referencia a los criterios de la Agencia Nacional de Evaluación. Sin embargo, precisamente ese desinterés curricular subraya la dimensión altruista del encuentro ya que la mayoría de investigadores participan movidos por convicción personal y compromiso con su tierra, como destacó.
Derque Castellano sí insistió en la relevancia de las jornadas ya que "mucha de mi bibliografía parte de aquí… yo creo que todos los investigadores que trabajamos en Fuerteventura y Lanzarote nos hemos nutrido de estas jornadas”, afirmó.
A su juicio, más allá de que no tengan “impacto” en los baremos académicos, lo fundamental es el compromiso. “Creo que esto es una cuestión de amor, amor a lo que hacemos. Podríamos buscar otros lugares donde presentar, pero me interesa más hacerlo aquí, que mis compañeros conozcan mi trabajo y la pasión que pongo en lo que hago”.
De cara al futuro de las jornadas, quedan retos pendientes; entre ellos, el principal, dar difusión a los trabajos para que llegue a un público más amplio. En esta línea, Sayo recordó los ciclos Blandura que ya no se desarrollan mientras que Castellano propuso la generación de “pequeñas píldoras que puedan estar ahí, de los ponentes, de lo que se está hablando, para que la gente conozca la importancia de estas jornadas”.
Las XX Jornadas de Estudios de Lanzarote y Fuerteventura han vuelto a demostrar que, aunque no otorguen puntos en un currículo, sí construyen una base bibliográfica, crítica y cultural imprescindible.