jueves. 25.04.2024

Recién proclamado campeón del mundo en el World Rescue Cup, organizado por la Federación Internacional de Natación en Italia, el nadador Eduardo Blasco vuelve a casa.

Ha donado la medalla de oro que tanto le ha costado conquistar al Museo del Deporte para que no se llene de polvo en un rincón de la casa.

Blasco se muestra tranquilo y satisfecho con esta medalla única, que constituye su décima en competiciones europeas y mundiales,  a las que hay que sumar otras 64 medallas más en el ámbito nacional.

El campeón confiesa que, a los 28 años, se encuentra físicamente “en su mejor momento” y confía en seguir disfrutando de este deporte que le permite superarse cada día y hacer historia.

Sin apenas descanso, trabaja ya en las preparatorias para participar en el campeonato de España, previsto para el mes de diciembre, sin olvidar que su pasión es salvar vidas, como reconoció este martes en una entrevista en el programa La Voz de Fuerteventura, en Radio Insular.

Por eso, a principios de año se embarcará en el barco de la ONG Salvamento Marítimo y Humanitario Aita Mari. Una organización que lleva el nombre del pescador vasco José María Zubia, muerto en 1866 en uno de los muchos rescates que realizó en el mar.

Es ese espíritu el que empuja a esta ong, “totalmente transparente y que tiene como único objetivo salvar vidas”,  a volver a las aguas del Mediterráneo una vez más.

Un `cementerio líquido´ que Blasco ya conoce y donde pierden la vida “miles de personas por culpa nuestra”. Huyen de la guerra o de la miseria, insiste, “y tenemos una responsabilidad por nuestra propia forma de vida”.

Coherente con su forma de pensar y de actuar, Blasco opina que “todos deberíamos, al menos una vez en la vida, plantearnos hacer algo verdaderamente bueno por los demás…todos somos un poco grises”, destacó.

En su interior, una llamada clara le lleva a participar en la misión. “Lo hago porque puedo hacerlo, lo hago porque está bien y no hacerlo no está bien”. Simple y claro.

Falta todavía ultimar detalles y permisos. La situación política de la vieja Europa está complicando las cosas y el triunfo de la ultraderecha con Meloni en Italia no ayuda. Hay ideologías confrontadas a los valores que defiende Blasco, a los que nunca renunciará, anteponiendo siempre la vida de las personas.

Invita también a reflexionar sobre la gestión migratoria y cuestiona: “cómo mi país puede darme una medalla de oro por ganar un campeonato en salvamento y, luego, no permitir desembarcar a las personas a las que realmente salvo la vida”.

Mucho talento y pocas oportunidades

Mientras espera los preparativos para poder embarcar en el Aita Mari, Blasco también valora participar en la política majorera. Todas las formaciones políticas le han ofrecido espacio entre sus filas y deberá analizar dónde podrá desarrollar un mejor proyecto.

El nadador, muy crítico en sus apreciaciones, apunta a la necesidad de mejorar la seguridad en el litoral de Fuerteventura. Una seguridad “que es, también, un sello de calidad en una Isla turística”.

Además, aboga por que los deportistas tengan mayor apoyo y por eso, desde su ámbito de actuación visita los Institutos de Fuerteventura motivando a los jóvenes y acompañándolos en su apuesta de vida.

Facilitando el conocimiento de ayudas, subvenciones o recursos de todo tipo para que quien quiera seguir formándose, disponga de toda la información precisa para hacerlo.

"La cantidad de majoreros y majoreras que no llegaron a más, porque no se les dio una oportunidad, es inmensa”, concluye.

"Miles de personas pierden la vida en el mar por culpa nuestra"
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