La presidenta del AMPA del centro, Rebeca Figueroa, denunció en una entrevista concedida a La Voz de Fuerteventura, en Radio Insular, que los estudiantes han convivido desde el primer día de clase “con escombros, con el ruido de los martillos picando para tirar abajo los baños, con obreros en medio de los pasillos quitando escombros”.
El colegio, construido en 1986, arrastra décadas sin reformas. Según explicó Figueroa, “había zonas en los pasillos donde ya empezaban a caerse los azulejos, los baños estaban viejos, averiados y había que cambiarlos. Las profesoras tenían que apartar piedras con los pies para que los niños pudieran jugar en las canchas”.
A pesar de las promesas iniciales, la ejecución del proyecto fue deficiente desde el principio, recalca. “Desde el primer momento hubo irregularidades. Las obras comenzaron con retraso, no se cumplió ningún plazo y lo que nos prometieron nunca ocurrió. Nos dijeron que trabajarían por la tarde, pero luego supimos que eso ni siquiera estaba en el pliego del proyecto. Nunca pensaron trabajar por la tarde”, aseguró Figueroa.
Los efectos de esta dejadez han sido evidentes en el día a día del alumnado. Niños de tan solo tres años han tenido que atravesar pasillos con materiales de construcción mal almacenados y zonas de obra sin señalizar. “Ha habido momentos en los que los escombros los dejaban en medio del pasillo. Ha habido incidentes, algún niño incluso ha llegado a cortarse y le han tenido que dar puntos”, denunció.
Además del peligro físico, la situación sanitaria es preocupante. “Ahora hay seis baños para alumnos y profes. A veces, cuando varios niños van a la vez, las cisternas no dan abasto y no hay agua para lavarse las manos”, explicó. La falta de higiene ha derivado en infecciones urinarias entre algunos escolares. Mientras tanto, las docentes intentan paliar la situación como pueden. “Las profes están con toallitas y cosas, pero también están sometidas a un estrés continuo trabajando así”, lamentó.

Un cole "peor que antes"
Pero la gota que ha colmado el vaso ha sido el abandono reciente de la obra por parte de la empresa adjudicataria.
Aunque las sospechas comenzaron al no ver avances ni obreros, no fue hasta el lunes 5 de mayo cuando el centro notificó oficialmente la situación. “Nos dijeron que hacía tres semanas que no se trabajaba, pero en realidad llevábamos desde enero viendo que apenas avanzaban porque no tenían materiales”, aseguró la portavoz del AMPA.
La respuesta institucional, por el momento, es lenta y burocrática. “Nos dicen que hay que emitir un informe desfavorable, que luego pasa a la unidad técnica de Las Palmas, y después a la empresa, que tendrá un plazo de alegaciones… A nosotros nos da igual quién tenga la culpa. Solo queremos que arreglen los baños y limpien el centro”, expresó Figueroa con preocupación.
Desde el AMPA, se reconoce el apoyo del Ayuntamiento en temas de limpieza y del personal de la Consejería de Educación, pero insisten en que no hay una solución a corto plazo. “Nos escuchan, sí, pero seguimos sin respuestas. Y mientras, los niños siguen malviviendo en el centro”.
Las familias se muestran unidas y decididas a seguir presionando. “Estamos todos haciendo piña. Tocaremos todas las puertas necesarias, llamaremos a quien haga falta para que esto se solucione cuanto antes”, subrayó Figueroa recordando que "ahora tenemos un cole peor que antes".