jueves. 25.04.2024

Los impulsores del proyecto Barrios Orquestados llevan nueve años promoviendo en Canarias esta iniciativa social que utiliza la música como herramienta para crear coros y orquestas con instrumentos de cuerdas frotadas en las zonas más periféricas de las Islas.

La viola, el chelo, el violín y el contrabajo se convierten en perfectos aliados para lograr la implicación social de las familias y cohesionar barrios.

Desde hace apenas un mes, el proyecto se desarrolla por primera vez en Fuerteventura, en el pueblo de El Matorral. “Ha habido  un recibimiento muy caluroso, mucho amor y motivación” por parte del equipo directivo del CEIP Poeta Domingo Velázquez, por los participantes y por los vecinos de este pueblo constató el coordinador del proyecto, Juan Gonçalves, en una entrevista este lunes en Radio Insular.

Son cerca de 40 los niños y niñas que acuden a las clases cuatro días a la semana. Aprenden con una metodología propia “que va desde lo natural a lo académico aprenden los cuatro instrumentos a la vez”, explicó la profesora de Canto Gisella Rodríguez, sin necesidad de tener conocimientos musicales previos.

En cada clase, se dedica tiempo a la respiración, al ritmo, al tono dinámico y, por último, a los instrumentos “pero siempre primando el aspecto social”, insistieron.

Conscientes, además, de que el aprendizaje de los alumnos es directamente proporcional a la implicación de los padres, el programa exige la participación de los progenitores en el proceso como requisito indispensable para acceder.

Así, padres y madres aprenden a desarrollar su habilidad para el canto participando en los coros donde los responsables de Barrios Orquestados aprovechan para trabajar con los adultos cuestiones como la resolución de conflictos.

Además, los participantes crean lazos de unión con sus propios vecinos y se establecen sinergias y colaboraciones en una experiencia que aporta valor a la comunidad.

El proyecto va creando cada vez más barrios orquestados donde las familias al completo se suben al escenario. “La cara de los niños viendo que sus padres también forman parte del concierto, no tiene precio”, concluyó Gonçalves quien anunció concierto de fin de curso para el próximo 3 de julio.

El Matorral, un barrio “orquestado” y socialmente implicado
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