Pedro Fumero miente: “La Casa Winter fue un proyecto agrícola, no un refugio nazi”
La Casa Winter o "el chalet", como acostumbraban a llamarla los residentes de la zona a la construcción que se alza solitaria en Cofete, vuelve a ser centro de atención mediática. Gustav y Carlos Winter, herederos del ingeniero alemán que mandó construir la casa, denuncian los bulos y mentiras que lanza el actual okupa de la vivienda. Señalan que Pedro Fumero consigue recaudar miles de euros al mes, a través de incontables donaciones, por contar mentiras que tergiversan la verdadera historia de Fuerteventura. En este punto, el conservador patrimonial Loren Castañeyra, insta a las autoridades a actuar para proteger, precisamente, el patrimonio inmaterial de la Isla.
“Mi padre no fue nazi, y la Casa Winter no guarda ningún secreto oscuro”, afirmó con rotundidad Gustavo Winter en una entrevista concedida en el programa de Cultura que conduce Carolina Llorente, en Radio Insular, con motivo de la presentación de su libro ´Casa Winter. Un alemán, un lugar, una casa´, que tuvo lugar esta semana en la Sala Josefina Plá, del Palacio de Formación y Congresos.
El origen de la polémica se reaviva cada cierto tiempo, alimentado por vídeos virales que presentan a la Casa Winter como escenario de experimentos humanos y operaciones secretas nazis.
“He escuchado esas historias terroríficas desde que tenía 18 años”, recordó Gustavo Winter. “Decidí investigar por mi cuenta y entrevistar a pastores, pescadores y vecinos que participaron en la construcción de la casa. Todos coincidían en que empezó a edificarse en 1946, después de la Segunda Guerra Mundial”.
El autor asegura haber recogido más de 300 cartas y numerosos testimonios. “Tengo los nombres de quienes trabajaron allí. La casa se construyó delante de toda la población de Cofete, con hombres y mujeres de la zona”, explicó.
Entre ellos cita a Juan y Pepe Concepción, maestros de obra de Lanzarote, y a vecinos como Aniceto Rodríguez, quien “recordaba llevarle la comida a su padre mientras levantaban el chalet”, en esa época, subrayó.
El verdadero propósito: agricultura y ganadería
La investigación de Winter apunta a que el proyecto original de su padre fue eminentemente económico y agrícola. “Mi padre arrendó la península de Jandía en 1937 con la intención de desarrollar la pesca, la ganadería y la agricultura”, señaló. “Cofete entonces era un vergel, con manantiales de agua y una vegetación que ya no existe hoy”.
Aunque la guerra frustró parte de esos planes, el ingeniero continuó la construcción de la casa en los años posteriores. “Era una locura romántica de mi padre, que se enamoró del paisaje”, admitió. Sin embargo, su madre nunca aceptó vivir allí por lo que la familia no llegó nunca a habitar la casa.
Durante la entrevista se puso sobre la mesa una de las afirmaciones más recurrentes en los vídeos conspirativos dirigida a sostener que Fuerteventura fue base de submarinos alemanes.
Carlos Winter lo desmiente categóricamente, y apela a los certificados del Archivo Federal de Berlín "que acreditan que mi padre no perteneció al partido nazi ni colaboró con el régimen. Ni siquiera estuvo en Canarias durante la Segunda Guerra Mundial”.
A esos documentos se suma el estudio del historiador Juan José Díaz Benítez, recuerda, que “demuestra que los submarinos se abastecían en el puerto de La Luz, no en Fuerteventura”. También cita la investigación de Marta García Cabrera, quien “descarta cualquier vínculo de la colonia alemana en Canarias con actividades nazis”. Apeló, además, a la coherencia destacando el carácter bravo del mar que abraza a Cofete.
Un legado de progreso
Lejos de la imagen sombría que las redes han popularizado, los Winter subrayan la faceta humanitaria y emprendedora de su padre y recuerdan que su vida fue digna de una película. “Mi padre llegó a España en 1915, huyó de Inglaterra porque fue prisionero de los ingleses en la Primera Guerra Mundial y se pudo escapar, llegó a Vigo y empezó a residir en España desde 1915 hasta su fallecimiento en 1971”.
Durante esos años, desarrolló su carrera como ingeniero en distintas regiones del país, explicó Gustav. “Terminó la carrera de ingeniería y trabajó en muchas localidades españolas, construyó centrales eléctricas en Tomelloso y Zaragoza y llegó a Gran Canaria al ser uno de los socios fundadores y diseñador de la central eléctrica de La Cícer”, recordó.
A finales de los años treinta, el alemán conoció Fuerteventura donde decidió emprender su gran proyecto económico y personal. “Mi padre arrendó la península de Jandía en 1937 con la intención de desarrollar la pesca, la ganadería y la agricultura”, recordó su hijo; sin embargo el proyecto no fructificó debido a las dificultades derivadas de la Guerra Civil española y de la Segunda Guerra Mundial.
Carlos Winter fue una figura singular, con numerosas aristas y tinte solidario. En este sentido recordaron que contribuyó a crear la primera escuela y el primer comedor escolar gratuito de la isla, en 1951 y 1955 respectivamente, recalcó Carlos Winter.
Todo ello, y mucho más, está detallado en el libro que, con más de 280 referencias documentales, repasa esa trayectoria y busca “poner fin a la prueba diabólica” como llama Gustavo al hecho de tener que demostrar que algo no ocurrió, "cuando no hay una sola prueba de que sí lo hiciera”, lamentó.
Una llamada al rigor ..y a las autoridades
Por su parte, el conservador de patrimonio Loren Castañeyra insistió en la necesidad de proteger el patrimonio inmaterial de la isla. “No se puede permitir que se sigan difundiendo estas mentiras. Estamos hablando de historia, de cultura, de identidad”, recalcó, haciendo un llamamiento a las autoridades para evitarlo.
Mientras tanto, la antigua Casa Winter sigue recibiendo visitantes a diario. “Hay hasta tres turnos de entrada, a 10 o 20 euros por persona. Es un negocio basado en la mentira”, denunció Gustavo. “Y lo más grave es que incluso hoteles la promocionan como atractivo turístico”.